Empezaron el rally muy atrás, pero han escalado posiciones todos los días y en el ecuador del rally ocupan la vigésimo quinta posición.

Tras la merecida jornada de descanso, Pep Sabaté y Ramon Cañís afrontan la segunda parte del rally Dakar con optimismo. Su camión prototipo ha resistido las duras etapas chilenas y ha llegado al campamento todos los días sin heridas de guerra.

El dúo catalán comenzó el rally con algún que otro contratiempo pero fue capaz de remontar posiciones todos los días y ya ocupa la 25ª posición, con un total de 48h 47’06» en carrera. En la quinta etapa, posiblemente la más complicada en lo que llevamos de rally, tuvieron que realizar los últimos kilómetros de noche, en pleno cordón de dunas de Arica. El piloto Pep Sabaté lo describe así: «fue una etapa dantesca porque vimos muchos camiones volcados. A uno de ellos tuvimos que ayudarlo a ponerse en pie con las eslingas. El terreno estaba impracticable, con la arena muy batida y, además, mi copiloto y yo no teníamos experiencia en las dunas, pero finalmente todo fue relativamente bien y padecimos menos que otros equipos».

Sabaté y Cañís aparecieron poco antes de las doce de la noche en las inmediaciones del último way point, que estaba situado en lo alto de una duna, pero ante la imposibilidad de validar el punto, optaron por saltárselo y seguir adelante asumiendo la penalización horaria que les pudieran imponer los comisarios. «Cundo llegamos allí había decenas de participantes que intentaban subir la duna, pero era imposible. Todo el mundo se encallaba y tuvimos muy claro que si lo intentábamos, corríamos el riesgo de pasar toda la noche allí e, incluso, romper algo, sin ninguna garantía de éxito, más bien todo lo contrario. Nos salía más a cuenta que nos penalizaran con cinco horas por no pasar por el way point que intentarlo», dice.

Tomada esa opción, les quedaba ya un único obstáculo: la gran bajada de 2,5 kilómetros y un desnivel del 32% hasta el campamento. Para Josep Ramon Cañís fue una gran experiencia: «dicen que, de día, impresiona, pero de noche es casi surrealista acometer esa pendiente. Al llegar a la cresta, nos paramos porque al ser de noche no veíamos como seguía el camino. En ese momento no sabíamos, ni veíamos, si detrás había un cortado, si la pendiente era fácil, difícil… Simplemente, nos dejamos llevar y fue espectacular. Llevábamos otros cinco camiones detrás siguiendo nuestras trazas y hasta que no vieron que las luces de nuestro camión se juntaban con las del campamento, o sea, que estábamos sanos y salvos, no se atrevieron a bajar la duna», comenta Josep Ramon Cañís.

Al día siguiente, en la sexta etapa, pudieron completar la etapa superando las zonas más complicadas de arena con la ayuda de un camión MAN 6×6 del equipo Volkswagen que les remolcó unos 50 metros hasta que pudieron seguir por su cuenta. «La gente de ese camión de asistencia se ganó el cielo porque ayudaron a unos cuantos camiones y luego tuvo que volver atrás para socorrer al otro camión de su equipo que volcó en las dunas», explica Sabaté.

Fuente: Mediagé Comunicación