El piloto AMV sufre un problema mecánico a 400 metros de la meta cuando había conseguido recuperar más de 10 minutos a Jakob Przygonski, nuevo líder del Rally de Túnez 2011

Jordi Viladoms ha finalizado cuarto en la tercera jornada de la segunda prueba del Campeonato del Mundo de Rallys Cross Country. Una clasificación agridulce ya que el piloto AMV lideraba la etapa con paso firme hasta que ha sufrido un problema en su bomba de gasolina. «La única valoración positiva que puedo hacer al respecto es que, al menos, tengo la certeza de que cuando la mecánica funciona, estoy ahí delante», destaca Viladoms, que sigue sexto en la general.

Hoy, las cosas funcionaban de maravilla para el piloto AMV Jordi Viladoms. Tras un comienzo del rally un tanto complicado para el de Igualada, penalizado por problemas mecánicos con su montura, la jornada de hoy parecía que sonreiría al de AMV y a sus aspiraciones.

Viladoms-Tunez

©AMV

Un ritmo trepidante, llevado a cabo desde el principio de la prueba, aupado por unas ganas bestiales de recuperar el tiempo perdido de la primera etapa del rally tunecino, marcó casi la totalidad de la jornada del día de hoy. Casi, si no hubiera sido por su bomba de gasolina. Consolidado líder, tomó el mando de la prueba en el kilómetro 110 y rodó solo el resto de la etapa, con una diferencia de más de 10 minutos ante su más cercano perseguidor. Hasta aquí, todo bien.

Su gran ritmo le había premiado. Pero la bomba de gasolina, le penalizó. Y lo hizo justo cuando la mirada del piloto AMV disipaba las banderas que le anunciaban su anhelada llegada. A 400 metros de la meta, y con más de 10 minutos de diferencia, el motor de su moto se paró. Impávido ante la situación, el piloto saltó de la moto y empujó la montura, durante más de 20 minutos por la densa arena. Aun así llegó cuarto, y sin dejar de dibujar una sonrisa en su rostro, el piloto AMV esperaba, resignado a que sus mecánicos solventaran los problemas que hoy le han perjudicado.

Jordi Viladoms a 41 minutos y 46 segundos del líder de la prueba:»Impotencia es lo que siento. A 400 metros de la meta, cuando ya había recuperado más de 10 minutos y liderando la etapa con buen ritmo, la bomba de gasolina, ha dicho basta. En el kilómetro 110 aproximadamente, ya abría pista y a pesar de la dureza de la prueba, me sentía muy cómodo encima de la moto. Rodar primero a lo largo de casi toda la jornada y ver como las banderas de la llegada se quedan estáticas no es una de las mejores sensaciones con las que un piloto de motos puede soñar. No lo recomiendo a nadie. Me he bajado de la moto y, durante unos 20 minutos, he estado empujando la moto, en la densa arena, hasta cruzar la meta de llegada. Aun así, creo que he sido cuarto. La única valoración positiva que puedo hacer al respecto es que, al menos, tengo la certeza de que cuando la mecánica funciona, estoy ahí delante».