En días lluviosos en los que no se puede hacer casi nada, me da por pensar y escribir. Hoy, quiero expresaros mediante estas líneas, mi punto de vista sobre el mundo de los rallyes.

Crecí y viví en un pequeño pueblo de Extremadura, donde por casualidad, se encontraba un tramo cronometrado que se realizaba y se sigue realizando en varias pruebas de mi comunidad. Como pueden ser los Rallyes de la Vendimia, Villafranca, entre otros. Es decir, desde muy pequeño me llegaba al balcón de mi casa (en días de rally y previos), y veía pasar coches de Rally o de entrenos. Sentir esa emoción, ese olor. Sin duda, eran días muy alegres y esperados. Teniendo una familia no aficionada a este deporte, solía no involucrarme mucho en el tema, aunque siempre permanecía rodeado de los amigos de siempre que, comparten afición. Puras enciclopedias andantes, por cierto. Día tras día iba aumentando mi gusto sobre este mundillo. Y, llegó el ansiado día.

© Manuel Jesús Corbacho

© Manu Corbacho

Corría el año 2006 cuando mi querida madre, me permitía desplazarme hacia el tramo cronometrado del pueblo. Yo era pequeño y ella tenía cierta ignorancia hacia este deporte por lo tanto no le gustaba mucho que estuviera allí a pie de cuneta, tenía miedo. Pero la compañía era excepcional. En ese momento, estaba acompañado por mi hermano y mi primo, este último, causante, en gran parte, de mi gran pasión por los rallyes. La prueba elegida era una de las más trascendentes de la región, el Rally de la Vendimia. Tras un rato buscando la mejor zona desde donde visualizar la prueba, nos asentamos sobre un montículo a la espera del comienzo de la competición. El ambiente era frío, había llovido en la madrugada y la pista estaba un poco resbaladiza. De repente, oímos un rugido en la lejanía que, se iba acercando cada vez más. Y allí aparecía, era Juan José Abia con su espléndido Peugeot 206 WRC. Ritmo frenético en la bajada, y paso por curva muy fino. Desaparecía en apenas 7 segundos. Aunque, a lo lejos, se seguía oyendo el rugir de ese gran vehículo. Dos, tres, cuatro, así hasta unos 75 equipos, fueron acometiendo el trazado. Quedé maravillado y una vez más me dije a mi mismo: «me encanta este deporte».

© Manuel Jesús Corbacho

© Manu Corbacho

Todos los momentos suman, pero aquel día me di cuenta de que mis sentimientos hacia los rallyes eran más especiales de lo que yo creía. A día de hoy, he recorrido numerosas pruebas, ya sean a nivel regional, nacional o mundial teniendo la suerte de vivirlas desde dentro. Pero, sigo siendo el mismo que, el día anterior al rally, no puede pegar ojo durmiendo debido a esos nervios previos a la prueba. ¿Qué son para mi los rallyes? Lo resumo en dos palabras: mi vida. Ese deporte en el que he conocido a grandísimas personas de todos los puntos de España: Galicia, Andalucía, Cataluña, Madrid, Castilla y León, Asturias, Cantabria, Valencia, etc. Ya sean aficionados, mecánicos, pilotos, copilotos. Todos ell@s, dejan un gran recuerdo en mi corazón. Gracias a las redes sociales y en este caso a MotorvsMotor, he podido compartir contenido y opiniones, recibiendo muchas muestras de cariño por parte de la comunidad de aficionados a este deporte, por ello siempre estaré muy agradecido.

©  Press Miguel Fuster

© Press Miguel Fuster

Que deciros…este deporte me ayudó a superar etapas difíciles en mi día a día. Me ayudó a levantar cabeza cuando todo lo veía oscuro. Mi amor hacia este mundo siempre será eterno. Recordaré de por vida esas mañanas madrugando, esos buenos ratos a pie de cuneta, esos intercambios de opiniones mediante las redes sociales, no los cambio por nada ni nadie. Yo defendí, defiendo y defenderé los rallyes, siempre. Por muchos años más ‘dando lata’. Como diría aquel, lo que sale del corazón siempre tendrá más peso. GRACIAS.