Hacer el Dakar equivale económicamente a realizar todo el Campeonato de España de Velocidad, por lo que no se entiende que después de un año de “rodaje” la cobertura y el formato en televisión no este a la altura de lo que esperan y necesitan los telespectadores. Convertir la restransmisión informativa en una tertulia radiofonica hace un flaco favor al motociclismo ya bastante dañado por la crisis que se padece en el sector y por la “moda” absurda de la defensa del medio ambiente, aplicando unas leyes para el deporte, y así nuestros políticos pueden mirar hacia otro lado… nunca hemos visto a una persona de Greene Peace persiguiendo a un motero.

Barreda

©Husqvarna Rallye Team by Speedbrain

La televisión es imagen y sobre todo es imagen en movimiento, vivimos un Dakar en otros momentos emocionante, bello, aventurero… la lucha del hombre junto a la maquina contra los elementos. Hoy nuestro Dakar es un programa más con el mismo formato que cualquier otro programa que no sea deportivo. Acomodados en que sea el propio telespectador quien haga las preguntas a través de las nuevas tecnologías… una persona nos representa a toda la audiencia, falta de imaginación y criterio para encontrar la noticia, mucha mecánica mal desarrollada, no se puede ser experto en todo motos, coches… camiones y nada sobre la conducción. El telespectador en esta temporada tiene que realizar un sobreesfuerzo, si quiere, tiene que hacer el programa a través de su curiosidad o necesidad de saber, observar la mismas imágenes una y otra vez e intuir que han querido decir cuando están utilizando unos términos que pocos conocen y que no se ajustan muchas veces al mundo de la moto, La imágenes aparecen en pantalla y los comentaristas hablan de otro tema que nada tiene que ver… Sonrisas cuando hay “criba” y se quedan cuatro gatos en carrera… quién entiende nada. Ni siquiera hay acierto cuando aparece la clasificación en pantalla donde no se aprecia la marca. Hay que ponerse a trabajar en serio y ofrecer lo que es un trabajo informativo, apoyar a los pilotos privados, aportar el factor humano y dejarse de tanta “monería” al tratar la figura femenina en carrera, son deportistas en un mundo de hombres y no “niñatas” jugando en el Dakar. Una retrasmisión floja, poco trabajada y en dónde la información no refleja la realidad de esta importante competición.

Laia Sanz

©Gas Gas KH7