Los que vivimos la “época dorada” aun nos acordamos de esas maravillosas bestias, vehículos sin límite de potencia y fabricados con materiales ligeros.
Corría el año 1982 cuando la FISA (ahora FIA), decidió adaptar el reglamento que llevaba sin tocar desde los años 60, creando el Grupo A, B y N. Los grupo “N” eran vehículos de serie, los A eran vehículos con alguna pequeña modificación y los grupo “B” eran vehículos creados exclusivamente para el campeonato mundial de rallys.
Esta nueva reglamentación permitía a las marcas fabricar estos coches desde “cero”, con la condición de sacar al mercado 200 unidades para poder fabricar 20 más para homologar. Es el día de hoy que algunos pensamos que no se llegaron a fabricar esas 200 unidades para ser homologados.
El primero en nacer fue el Lancia 037, con tracción trasera y el más ligero de todos y así empezó la guerra a quien fabricase el coche más potente y con menos peso, siempre y cuando se adaptasen a su clase.
La marca Peugeot fue la que hizo pensar a las otras marcas cuando salió a la luz el potente 205 T16. Un coche hecho de fibra y con 500 cv. de potencia y así nació el Lancia S4, que era casi idéntico en prestaciones al 205, pero le faltaban 50cv. para asemejarlo. Audi al ver esto evolucionó hasta 4 veces su coche. Algunas marcas contrataban ingenieros de Fórmula 1, para evolucionar estas “bestias”, que usaban combustible de aviación, inyección de agua para refrigerar el motor, mejoras en electrónicas y un largo etcétera de modificaciones, que ayudaron a cambiar la historia de los rallys.
Corrían los años, nacían nuevos coches y aumentaban las evoluciones en los existentes, pero algo se les había olvidado……… LA SEGURIDAD. A penas existía reglamentación para esto, e imaginaros coches ligeros y con una potencia extrema, en la cual los pilotos tenían tal desgaste en los tramos que equivalía a la de un ciclista en una etapa de las más duras.
¿Qué pasó? Comenzaron los accidentes mortales, los cuales hicieron a marcas retirarse de la competición, por ejemplo Audi. Estos accidentes, sumados a las polémicas, caso de Peugeot que fue descalificado, por denuncias de Lancia y algún otro caso más, hizo que se mostrara “la bandera a cuadros” para estas bestias.
«Imagínate que estás esperando pacientemente a que un semáforo en rojo se ponga en verde. Al ponerse en amarillo subes hasta las 8.500 revoluciones por minuto y al pasar a verde sueltas el embrague; entonces sales tan brutalmente disparado hacia adelante que piensas que un vehículo de cinco toneladas acaba de embestirte por detrás. ¡Es increíble!»
Mikkola – Audi Quattro S1
Artículo de opinión by Gonza García