Cuando decidí escribir sobre Marc Márquez, no sabía lo que iba a ocurrir después, las consecuencias que tendría este accidente: “La noticia llegaba desde Australia, Márquez en los entrenamiento libres volando, rodando junto a su moto que golpe tras golpe se iba destrozando en mil pedazos. Las Imágenes que demostraban, gracias a las tecnologías, que fue un accidente imposible de controlar. Dos motos circulando a tan baja velocidad, dando por finalizado el entrenamiento, de “charleta” es muy poco previsible cuándo se circula en esa vuelta a la máxima velocidad. Sorpresa en el box, en unos segundos quietud absoluta ante las imágenes, valoración mental por parte del equipo Repsol de daños, repuestos y tiempos nuevos de preparación… Márquez estaba bien, pero indignado, su falta de movimiento hacia el otro piloto involucrado dejaba claro su enfado, no se sentía responsable del aparatoso accidente, el día antes de la carrera.

Marquez

©Repsol Media

Cuando se está en lo más alto, como Márquez hay muchas miradas pendientes de el, y como pasa a veces, se aprovechan los momentos bajos para “vomitar” veneno. Por los foros circulaban opiniones en contra de un piloto que por sentido comun, no podía arriesgar en los entrenamientos libres, su posición en el mundial. Hay que ser especialmente “tonto” o ser un “ignorante” de la competición para desconocer el temple y la valía de Márquez. Se ganan carreras cuando lo imprevisible se hace previsible, pero es imposible no caer cuando se encuentra un obstáculo tan inesperado en la pista.
A Márquez le ha pasado factura, no sólo la penalización inmediata, si no que se le haga responsable de una situación difícil de evitar”

Ahora con la distancia del tiempo y un mundial finalizando, soy consciente de que el “golpeado” metafórico se convirtió en un golpe real. Se crean figuras de barro, se construyen campeones pero con la misma fuerza y determinación los destruimos sin piedad. Los pilotos realizan un deporte de riesgo, llevan con ellos la responsabilidad de un equipo, de los patrocinadores… Es una profesión complicada en la que hay que rendir al cien por cien, en la que una mala decisión o simplemente un “despiste” les puede costar la vida, lo hemos vivido hace muy poco en Malasia.

Marquez

©Repsol Media

Los pilotos necesitan de su “gente” cuando están arriba, pero quizás donde más es necesario nuestro apoyo es precisamente en las “caídas”. Son personas, con sus miedos, dudas e incertidumbres, con sus vidas centradas en el deporte, en donde a veces no hay cabida para nada más. No hay que morir para ser admirado y recordado, simplemente que sienta Márquez el apoyo y el interés, incluso el cariño de todos los que disfrutan de sus victorias.