Ningún Dakar se salva de neutralizaciones, sobre todo por la meteorología en el cruce de los Andes, y gracias que allí es verano. La variedad de temperatura en estas tierras argentinas es increíble, en algún Dakar anterior pasamos de 49,5 ºC de temperatura exterior en Fiambalá, no lo digo porque ese día cayeron muchos motores de los participantes, era lo que marcaba la farmacia del pueblo, pero es que después a escasos 60 km se estaba por debajo de 0ºC al caer la noche en Gallina Muerta. Lo recuerdo porque pensaba que Gallina Muerta era un pueblo donde comprar un bocadillo y resultó ser un refugio a 3000 m de altura, pensé esto porque recién había pasado una bonita y próspera localidad de Santa Fe que se llamaba Venado Tuerto.

Lo peor de esta “meteo” tan extrema son las decisiones de la ASO, a las que se ve obligada neutralizando, sabiendo que siempre es conflictivo, pero ante todo debe velar por la seguridad personal de los equipos, con la crecida tan impresionante del río de ayer estaba, para mí, estaba justificada, otra cosa sería donde se toman los tiempos, porque creo que se debe valorar toda la actuación de los pilotos hasta el lugar más cercano dónde que se produjo la incidencia. Otras neutralizaciones han sido mucho más polémicas y mucho menos justificadas. Personalmente alguna vez me habrá beneficiado pero recuerdo más las que me han perjudicado, sobre todo una.

JM Salinero

©JM Salinero

En el 2009 en la etapa Fiambalá-La Rioja, anularon 30 km de especial entre el 140 y el 170 por el mal estado de las dunas,  era el primer Dakar en Sudamérica. Yo corría sin copiloto cuando en aquella etapa llegué a aquellas dunas, aquello parecía un infierno con más de 80 vehículos entre coches y camiones diseminados con unas enganchadas de órdago que me hicieron parar en seco a contemplar semejante espectáculo y reflexionar. Después de hacerlo e ir con mucho cuidado por rutas alternativas, cuando vas solo te acojonas mucho más, con algún atasco que otro y completamente exhausto completé casi esos 30 km, además se me bloqueó la puerta y tenía que entrar y salir por la ventana del coche. Estando en terreno duro a la falta de dos últimas dunas enormes pero en bajada, se me rompió el árbol de transmisión trasero y no podía afrontarlas con tracción delantera ya que había que remontar alguna, bastante bien se estaba portando el coche. Esperé a la llegada de más participantes y sobre todo el camión de asistencia T4 con Eduardo Campoy  e Isidro Vignoli  que llevaban el recambio, transcurría el tiempo y no pasaba absolutamente nadie y era extraño y preocupante. Llamé por el Iritrack a la organización porque yo estaba en un waypoint correcto del road-book y contestaron con una pregunta subida de tono: Cómo había llegado hasta allí…? Yo les conteste que por lo blanquito de la arena.

Me informaron que no había absolutamente nadie detrás de mí, que toda la carrera había sido desviada 30 km antes, que no esperara ni a participantes, ni a coches de la organización, ni a mi camión que lo habían desviado como a todos y se encontraba a cientos de kilómetros por carretera. Allí estaba en lo alto de una montaña de 2000 m de altura delante de unas dunas enormes, cabreado, completamente sólo, con el coche averiado y ya era de noche. Entonces dije lo mismo que Nani expresó ayer, ¿Es que no podían haber avisado antes?. Teniendo constantemente la posición y comunicación con todos los pilotos. Esto es precisamente lo que en estos casos debe mejorar la ASO que para eso está el posicionamiento y comunicación satélite que nos obligan a poner.
Por cierto, salí de aquella montaña y clasifiqué en el puesto 60, pero eso es otra historia.

Artículo de opinión by:

Jose Manuel Salinero

Piloto Equipo Guardia Civil Rally Raid

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