Daihatsu Motor Company fué fundada en 1907 por la Hatsudoki Seizo Co, la cual en sus primeros 23 años solamente fabricó motores, hasta llegado 1930 cuando lanzó su primer vehículo motorizado. Fué en 1978 cuando por fín, y tras pasar a manos de Toyota, consigue exportar su primer modelo de fabricación propia a Europa para intentar expandirse y darse a conocer fuera de sus fronteras. El elegido, nos es otro que el Charade.
Europa era aún un país joven en cuanto a vehículos utilitarios se refiere, por lo que Japón supo muy bien hacia donde apuntar a su recién coronado como “Coche del año” en su país natal. La respuesta por nuestra parte fué evidente: Aún arrastrando la crisis petrolera del 73, comenzamos a necesitar estos modelos como agua de mayo, acostumbrados como estábamos a motores 6 cilindros alemanes e ingleses y V8 americanos. El charade era en su época el cinco puertas más pequeño del mundo. Aún con sus 3,50m totales de largo, posee una imagen y aspecto bastante “adulto” y acorde con los inminentes años 80 que nos aguardaban en cuanto a diseño se refiere. Exteriormente no es nada espartano como en contrapartida si lo son casi la totalidad de utilitarios europeos existentes: Ni muy anguloso ni muy ahuevado, el punto clave para darse incluso un aire al Delta de Lancia, pero en pequeñito y con morro achatado. ¿Coincidencia?
Mecánicamente, es donde estaba su gran punto fuerte. Como rezaba su eslogan de venta, «La cilindrada ideal por cilindro en la clase del litro (1.0) son 330cc. El motor de 993cc con tres cilindros del Charade rinde un 10% más de potencia con los 4 cilindros europeos convencionales, y adicionalmente presenta un 15% menos de consumo«. Con sus nada despreciables 50 cv con 2 válvulas por cilindro, era un verdadero corre-caminos con su tracción delantera, bajo peso y elástico motor de desarrollo completamente nuevo en su época. Un «tres cilindros» trabaja con el mismo principio de cuatro tiempos, con el árbol de levas trabajando mediante una correa dentada y accionando las válvulas a traves de balancines. El cigueñal, con cuatro puntos de apoyo y un eje de compensación para disminuirle al máximo las vibraciones. ¿Resultado? un motor super silencioso y muy, muy fuerte. El ya de por sí bajo nivel de rpm se reduce aún más con su caja de cambios de 5 velocidades DE SERIE, algo que ningún utilitario hasta la fecha disponía, con esta última de desarrollo extremadamente largo y consiguiendo con ello un régimen de giro muy bajo y poco usual, pero efectivo. Pero todo ello sin restar agilidad, puesto que alcanzaba 135km/h con holgura y aceleraba de 0 a 100 en 18,2 segundos, exactamente los mismos que el Fiat Panda fabricado 5 años después con un cilindro más y los 45cv inferiores provenientes del 127.
El consumo urbano se cifraba en 5 litros de media, cifras escandalosamente atractivas en una Europa sedienta de gasolina y con una juventud con ansias de motorizarse, por lo que tuvo una gran acogida en nuestro continente en gran medida por ese joven mercado en busca de algo nuevo frente a lo muy visto en Francia o Italia, o inalcanzable económicamente de Alemania.
España fué muy ajena a este modelo, pues su lugar ya estaba ocupado con los populares Simca 1100 del 68 y Ford Fiesta del 76 fabricado además en suelo patrio, Valencia. Por otro lado, el ya veterano Renault 4 (estamos hablando de 17 años en 1978) seguía siendo todo un éxito en cuanto a utilitarios con motor 4 cilindros y prestaciones mecánicas algo más enérgicas que los 600 y 850 que abundaban nuestras carreteras. Raro será el que me diga que vió uno de estos por nuestras calles, pero de ser así, seguro que si preguntamos al dueño estará muy contento con su valía.
Hoy dia, los utilitarios asiáticos plagan cada vez más nuestras carreteras, pero hubo un tiempo en que eran los bichos raros mirados por encima del hombro abriendose paso a un emergente mercado que les esperaba con las puertas abiertas, y al que entraron ofertando con el Charade un genial lote de fiabilidad, ahorro, atractividad estética y perfecto manejo en el dia a dia, tan demandado en ciudades y capitales, y por ende, con mayores compradores. Todo un acierto…
Miguel M.
