Fiambalá es el nombre de una pequeña localidad argentina que desde que empezó a discurrir el Dakar por primera vez en la edición de 2009, se ha convertido en una referencia para todos los pilotos, una referencia de tener mucho cuidado, igual que en África cuando la etapa incluía el paso de Nega u otros lugares que siempre marcaban diferencias.

Este año desgraciadamente por la meteorología nos hemos perdidos unas preciosas imágenes de ese desierto blanquecino y difícil, las lluvias y las crecidas de los ríos han impedido que Fiambalá tuviera el protagonismo que acostumbra, dentro de la 11ª etapa del Dakar 2013. Una región que se ha caracterizado por las altísimas temperaturas que tanto afectaba a los motores y a los pilotos. Cuando preparamos el Dakar y sabemos el recorrido, siempre tenemos presente Fiambalá y miramos de llevar la mejor refrigeración para el coche y los que vamos dentro, ya que el índice de abandono en esa etapa es muy alto. Esto cuando ha sido al principio de la competición que se venía de Argentina pero esta edición que es al final con todo el desgaste que acumulan máquinas y personas hubiera sido determinante.

JM Salinero

©JM Salinero

A estas alturas de la carrera con 10 días de competición, pasando lo que se ha pasado, la mayoría está pensando con ansiedad o soñando en la llegada a meta, los profesionales más comprometidos pueden especular con mejorar algo su clasificación pero con cuidado de no empeorar lo conseguido, los demás pilotos con prudencia de tener que superar un par de etapas difíciles y no dejarse allí los esfuerzos realizados, porque todos estos serán compensados con el pódium de la llegada, porque lo principal es llegar a meta, o en su defecto lo más lejos posible. Cada etapa realizada es una experiencia que te sirve para la siguiente o el siguiente Dakar, ninguna etapa del Dakar es desaprovechada, todas son valiosas.

Toda una experiencia es hacer una etapa de Copiapó, donde ya ha cambiado el color de la arena y te encuentras de lleno en el desierto de Atacama con sus alturas, cuando no vas entre los primeros y te preceden además de coches también camiones y que entre todos han dejado destrozado los pasos de dunas, este desierto es implacable. No sirve como en otros desiertos por los ya hemos pasado, que esperas a la caída del sol para que la bajada de temperatura compacte la arena y mejore las prestaciones del coche para que se pueda franquear aunque sea de noche, aquí se puede pasar un mal trago si te atrapa “la camanchaca”, entonces las temperaturas bajaran drásticamente quedándote entre las más espesas tinieblas, entonces comprendes que es tarde para salir porque corre más que tú.

Artículo de opinión by:

Jose Manuel Salinero

Piloto Equipo Guardia Civil Rally Raid

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