Hemos probado el nuevo Porsche Cayman 2015. Dicho vehículo llega con un convincente concepto de motor central, con un centro de gravedad bajo y centrado que proporciona una sensación de conducción precisa y directa. Con mayores prestaciones y una mayor eficiencia, con una capacidad de giro y una tracción no alcanzadas hasta ahora.
Su arquitectura ligera inteligente proporciona una optimizada relación peso-potencia. En la parte delantera predominan las aletas con la típica forma de Porsche además de las grandes y dinámicas tomas de aire.La silueta es plana, la batalla es larga y las ruedas son grandes, opcionalmente, hasta 20 pulgadas. Las estrechas ventanillas laterales, así como el parabrisas avanzado y la línea del techo extendida hacia atrás subrayan el carácter del Cayman.En combinación con su gran ancho de vía, la trasera parece muy definida y depurada. El alerón se despliega automáticamente a 120 km/h.
Un componente llamativo del interior es la consola central ascendente. Las manos se cierran en torno a un volante deportivo en diseño de tres radios y tacto inmejorable. Debajo de la ancha luneta trasera está el nuevo y espacioso maletero.
El Cayman está equipado con un brioso motor bóxer hexacilíndrico de 2,7 litros con inyección directa de gasolina. El cambio PDKnos permite llegar a los 100 kilómetros hora en 5,6 segundos y alcanzar los 264 km/h de velocidad máxima. Con este cambio es posible lograr la denominada «navegación a vela». El motor se desacopla y se evita de este modo su efecto de freno. De esta forma se reduce considerablemente el consumo, sin disminuir el confort y la deportividad.
Las reacciones son directas a cada golpe de acelerador. Dinámica en cada curva. Y una separación dolorosa al terminar cada viaje.
¿Lo descubrimos?